martes, 16 de marzo de 2010

Análisis del Filme - THE FOUNTAIN

THE FOUNTAIN

“La fuente de la vida" es una película de ciencia-ficción que plantea la aventura de un hombre (Thomas) y su disputa a través del tiempo-espacio para salvar a la su esposa (Izzi/Isabel) que esta enferma de cáncer. Desde la España del siglo 16 hasta el recóndito futuro del siglo 16; Thomas, el héroe de este de esta historia, aspirará descubrir el árbol de la vida, el ente legendario que concede la vida eterna a aquéllos que toman su sabia, para al fin comprender y aceptan la vida, el amor, la muerte y el renacimiento.

Un argumento sencillo, planteado en la aventura que sigue Thomas tratando de encontrar la cura para su esposa que tiene cáncer, se complica y se enriquece extraordinariamente por la singularidad de la idea de Darren Aronofsky. No se satisface con mostrar el dolor usual de este tipo de contextos, confirmado ya por la sensibilidad innata a una enfermedad de este tipo, sino que se desfigura y va más allá. Recurre a la historia que escribe Isabel/Izzi y los pensamientos de Tommy para establecer dos realidades semejantes que contienden entre sí por interpretar el dolor innegable y las emociones que cruza el personaje. El público se ve sorprendido inicialmente por este fraccionamiento turbulento, que produce confusión a las primeras escenas, pero se torna imprescindible más tarde, según evoluciona la trama.

Los tres espacios temporales bien definidos hacen del guión muy controversial, pero a la vez dan al filme una trama única y metafórica. En primer lugar tenemos al conquistador Tomás, un español que viaja al Nuevo Mundo con los colonialistas para encontrar el Árbol de la vida, que dará la vida eterna a la Reina Isabel y reestructurara el caos producido en la península ibérica. En segundo lugar, el investigador y oncólogo Tommy Creo intenta hacer retroceder los tumores cerebrales de un mono a través de los ensayos con animales, su trabajo está motivado por su esposa Isabel enferma de cáncer quien está decidida a morir y descansar en paz. Y por último, el astronauta, el mismo Tom Creo que viaja hacia una nebulosa dorada en una nave espacial esférica que también alberga “El árbol de la vida”, Tom se concentra en llegar a la nebulosa, asegurando al ente de la vida que renacerá, sin embrago el árbol muere, Tom se enfrenta a su miedo, a la muerte, y acepta morir, lo que permite encontrar el significado del viaje, la muerte como acción de crear.

Como vemos, el filme de Aronofsky no es una producción para todos los públicos, el director no la ha rodado para las grandes masas. Ha escrito una historia destinada a hacer pensar en lo que de verdad merece la pena, a conmover la fibra sensible y a disfrutar de las alegóricas visiones; haciendo alusión al libro “La política de los autores", expresión abundantemente utilizada incluso en estos días en el campo del cine, el filme de director Aronofsky rompe un concepto trillado que propone el texto: la reivindicación de un supuesto estatuto de "artista" que se debe otorgar al cineasta en el mismo grado que a un pintor o a un escritor.

El director de “La fuente de la Vida” posee un marco de comparación con el memorable español Luis Buñuel o el alemán Fritz Lang, quienes se convirtieron en los rebeldes del cine y fueron capases de superar todas las dificultades para expresar su mundo interior, o al igual que los americanos Alfred Hitchcock y Howard Hawks, los más despreciados por la crítica tradicional de los años 60 a causa de su aparente adscripción a un cine de género y de entretenimiento, Darren Aranofsky comparte las cualidades de estos míticos directores donde su visión del cine es propia y muestra una gama de ingenio abundante, aun superando presupuestos, productoras y mega-estrallas del cine, logra un filme que posee un toque único y si todo eso falla, al menos quedan las extraordinarias imágenes y la firme visión de un director que no teme fallar para aplacar su ambición narrativa.

Comentario.

Pienso que el filme del neoyorkino Aronofsky “La fuente de la vida” no es una filme fácil de ver ni de sintetizar, porque se aparta de casi cualquier arreglo comercial o de entretenimiento. Tambien, la base de la pelicula (y me temo que a pesar de los intentos de su director), es una pieza audiovisual para reflexionar, porque sospecho que en el terreno de la muerte y la vida posee una clara estructura de racionamiento y filosofía, constatada por la frase que menciona Izzi (Rachel Weisz): La muerte como acto de creación.

Lo poderoso de la imaginación de Aronofsky nos detiene más que nos desvía, nos hipnotiza y, sobre todo, levanta sus mejores momentos en la historia de amor contemporánea de los sobresalientes Hugh Jackman (Tom) y Rachel Weisz (Izzi), en el seductor acierto visual de esa glóbulo celestial que flota en el espacio de una galaxia con el Árbol y un Jackman futurista en su interior, acompañado con la soberbia banda sonora de un Clint Mansell, en una construcción musical que no duda en utilizar la repetición de planos y secuencias parecidas para crear un orden en su interior, muy parecido a “Requiem for a Dream”